Entre las montañas de los Andes, las densas selvas del Amazonas y los vastos desiertos de Norteamérica, fluye un enigma que conecta a los pueblos originarios: la sangre tipo 0. Este tipo sanguíneo, desprovisto de antígenos A y B, no solo es el más antiguo de la humanidad, sino que en América parece ser un legado común casi universal, en eco biológico de un pasado ancestral.
En los años 80, los científicos se sorprendieron al descubrir que el 99% de los Navajo de Arizona compartían este tipo de sangre.
Años después, en las alturas de los Andes peruanos, se documentó algo aún más impactante: ¡ el 100% de la comunidad Quechua, poseía sangre tipo 0 !
Historias similares se replican en las selvas brasileñas, donde el 92% de los Yanomani comparten este rasgo, y en las comunidades indígenas de Oaxaca, México, donde alcanza un asombroso 98%.
¿ Que misterio esconde esta uniformidad genética?. ¿ Es la huella de una civilización madre o una adaptación milenaria al entorno ?.
La sangre tipo 0 es más que un rasgo; es un símbolo vivo de identidad, un código que narra una historia de resistencia, unidad y conexión a través de los siglos.
Un enigma que sigue cautivando tanto a la ciencia como a la imaginación colectiva.
Fuente- Historia Al
Imagen: Pixabay
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