Cuándo nos referimos al otoño, pensamos en un clima templado, húmedo(según la región). Observamos el cambio en los árboles caducos, en el cambio en la coloración de sus hojas, en la caída de las mismas. Los parques llenan sus caminos de piedra, con hojas de diferentes colores. Los bancos de plaza, en la mañana los encontramos mojados por el rocío, en la tarde comienzan a quedar abandonados, las personas se retiran temprano a sus casas, comienza el año, las escuelas, liceos, universidades, terminan las vacaciones. El otoño es una temporada que se caracteriza por las alergias, casi más que en primavera, casi todos problemas respiratorios. La humedad, el calor, nos vuelve locos, a su vez, los días son cortos, los árboles cambian sus tonos, nos invade cierta melancolía. Cambian las sombras, el sol no alcanza el cenit, sus rayos, se tornan débiles.Nos despedimos de la playa, de las vacaciones, de los días sin horarios, todo un cambio, que se genera año tras año, para todos los dichosos que seguimos vivos y sanos.La vida se abre paso día a día, con desafíos, cambios, rupturas, pérdidas y, ahí nos paramos, frente a ella, desafiantes, aceptando retos, peligros, cambios. Nuestro cuerpo, al igual que el otoño, sufre modificaciones, nuestro cerebro se adapta a los cambios. También le dice adiós a muchas cosas y, se prepara para otras, nuevas, inciertas, que otrora sentía muy lejanas, pero que ahora están presentes, como el otoño.Si tenemos la dicha de tener hijos, pareja, amigos, somos realmente seres completos, debemos querernos sí, pero saber que no sólo, nos tenemos a nosotros mismos.