Cuando se trata de poner límites no basta con las palabras.
Lo que se dice es muy importante,pero debe ir acompañado por los gestos y el tono de voz adecuado para resultar coherente.Este es el mejor modo de que nuestros hijos sepan cómo responder.
Por ejemplo, si cuando da una orden grita y se muestra enojada,su hijo percibirá el descontrol de sus emociones y confundirá el mensaje.
Por eso,no pida algo ni dé una orden gritando.En cambio ,utilice un tono firme pero claro.
La idea es transmitir tranquilidad para que el niño/a sepa que usted es quién controla la situación.
Además ,siempre mírelo a los ojos.Esto aumenta la eficacia de cualquier mensaje,ya que en ellos se reflejan su amor y sinceridad.
Aunque es muy común que los niños desvíen la mirada o giren la cabeza,usted puede levantar suavemente la cabeza de su hijo/a o volver a ubicarse delante de su mirada.
Por último ,no realice gestos amenazantes con las manos.Aunque usted no esté pensando en agredirlo físicamente ,su hijo/a no puede saber qué sucede en su cabeza.
No descarte los abrazos y caricias cuando no sepa que palabras utilizar.
Lo importante es sobre todo evitar la violencia de cualquier tipo y ser consecuente en sus decisiones.