Hola, soy un murciélago.
No chupo tu sangre y no voy a quedarme enredado en tu cabello.
Si por casualidad entro en tu casa, por favor no me golpees con bates ni me saques a escobazos; me duele mucho y en tales ocasiones tengo mucho miedo. Fue un accidente y no quería asustarte.
Si aterrizo, es posible que no pueda levantarme y necesite tu ayuda. Solo toma una toalla y sácame con cuidado. Volaré de inmediato, te lo prometo.
Me alimento de mosquitos y muchos otros insectos.
Nuestras casas están siendo desmanteladas para construir otras construcciones y todavía nos quedan algunos lugares adonde ir.
Entonces, si estoy volando en tu espacio, apaga las luces y deja la luz exterior encendida con la puerta abierta, saldré en poco tiempo.
Nos visitaba uno en una casa de campo, era tierno verlo dormir con la cabecita hacia abajo, se parece a un ratoncito con alas, le puse de nombre «orejas».
Fuente- Planeta Tierra.
Guper.
