La vida de Edith Piaf (1915-1963) es una historia complicada. Edith Giovanna Gassion nació en 1915, en plena calle de París, un 19 de diciembre . Su madre separada y en plena pobreza, dá a luz con la ayuda de un gendarme. Sus padres eran alcohólicos por lo que fue dejada al cuidado de su abuela quien regenteaba un “burdel”. A los cuatro años sufrió de meningitis, la cual le generó una ceguera temporaria.
Ya de adolescente trabajó con su padre viajando con un circo o haciendo acrobacias en las calles. Probó fortuna con el canto callejero, junto a su media hermana Mamone , recogiendo pocas monedas diarias. A los 16 años quedó embarazada, pero su hija Castelle falleció a los dos años de meningitis, además ella quedó imposibilitada para tener hijos .
En 1935 cuando cantaba en una avenida de París, fue vista por un empresario llamado Louis Lepleé, el cual quedó fascinado y la contrató para que trabajara en su bar, Lepleé fue quien la bautizó como “Piaf”, que significa pequeño gorrión, pues la veía como un pajarito con una poderosa voz.
Leplée la convirtió en una estrella enseñándole a mostrar su talento ante el público; aquel cabaret era además un lugar donde venían muchas celebridades de la capital. Pero su vida nunca fue camino de rosas; al poco tiempo, Leplée, al que ella llamaba “papa” apareció muerto en su despacho. Aquel día no sólo perdió a un amigo , sino que la policía la trató de sospechosa por su muerte.
A partir de ese momento ella comenzó a beber y a drogarse de forma permanente, y se acostaba con cualquiera. Edith era de esas mujeres que cuando se enamoran, lo hacen perdidamente. De esas que, cuando se proponen conquistar a un hombre, olvidan el sentido de la dignidad. Independientemente de las circunstancias en que se produjeran sus relaciones sexuales. La palabra exceso no formaba parte de su vocabulario.
A finales de los años treinta , conoció al letrista Raymond Asso, quien la ayudó a salir del pozo en el que vivía .Su vida era un verdadero infierno de excesos de todo tipo y sin miramientos, ni pudor. De nuevo volvió a cosechar grandes éxitos gracias a sus canciones más famosas, como , La vie en rose, Les amants de Paris, y otras. Sus éxitos le proporcionaron grandes sumas de dinero que ella derrochaba con sus amantes y ayudando a todo aquel que se lo pidiera.
Pero su gran amor, «el único hombre al que he querido», según ella misma afirmó, fue el boxeador Marcel Cerdan, un marroquí de origen humilde que llegó a convertirse en una gloria nacional para Francia. Se conocieron en París en noviembre de 1945 en un club en el que ella cantaba. Marcel se emocionó con su voz.
El encuentro decisivo no se produjo hasta 1947, en un restaurante francés de Nueva York. Enseguida se gustaron, quedaron para cenar y él se quedó en el hotel de Edith. En marzo de 1948 se produjo un nuevo encuentro. Aunque ambos intentaron ser discretos, porque él estaba casado y tenía tres hijos, un periódico los descubrió.
Cerdan se las arregló para evitar que Marinette, su esposa, rompiera el matrimonio, pero sin dejar a Edith. El 23 de mayo de 1948, Cerdan perdió por primera vez un combate y los periódicos acusaron a Piaf de traerle mala suerte. Sin embargo, sólo fue un revés pasajero y el 21 de septiembre se convirtió en campeón del mundo de los pesos medios.
Ella tenía tal pasión por Marcel que nunca estaba satisfecha y necesitaba tenerlo a su lado en cada minuto de su vida. El llevaba una vida dedicada a su profesión, boxeando por distintos países de Europa, y ella necesitaba su cálida compañía, hasta que un día le rogó por su presencia. Cerdán subió a un avión, del cual no bajaría jamás pues se estrelló en una isla. Edith estuvo a punto de acabar con su vida.
Edith volvió a su vida agitada. La menuda parisiense (medía 1,47 m.) fue una devoradora de hombres. En aquellos momentos vivió sendos romances con el cantante Jean-Louis Jaubert y con el actor John Garfield. Entre otros amantes de la cantante se encuentran , ,Marlon brando ,Yves Montand, Georges Moustaki y Charles Aznavour. La tensión sexual que le producía el deseo del otro la hacía dormir con los puños cerrados. Le gustaban especialmente los hombres de ojos azules.. Sus relaciones siempre eran apasionadas y destructivas. Ella se dejaba abofetear o maltratar por sus amantes, a cambio les era infiel siempre. Quizá la única excepción fue la que hizo con Yves Montand.
En 1958 conoció a Georges Moustaki, con el que mantuvo una relación que duró algo más de un año. Ella entonces tenía cuarenta y dos y él sólo veintitrés, según Georges tenían una buena relación pero el alcohol y las drogas los separó. Ella se encerraba en su cuarto a tomar cerveza, la que mezclaba con ansiolíticos y anfetaminas. Moustaki fue reemplazado por Douglas Davis un joven pintor.
En 1959 a Edith le diagnosticaron un cáncer hepático , lo que ya no le permitiría recuperarse jamás, e ir debilitándose día a día. Bajo estas circunstancias, un año antes de morir contrajo matrimonio con un peluquero con ambición de carrera en el mundo de la canción, llamado Théo Sarapo que tenía entonces veintiséis años, quién moriría 12 años más tarde , en 1970 en un accidente automovilístico.
Murió en 1963, a su entierro en París, , asistieron más de cuarenta mil personas. Todavía hoy en día se descubren flores frescas en la tumba donde está enterrada, en el cementerio de Pére-Lachaise Fue una mujer que conoció la más terrible de las desgracias, que es estar rodeada de personas que la adoraban mientras ella vivía en la más absoluta soledad .
En 1951, tuvo un grave accidente de coche en el que se rompió varias costillas. Para aliviar su dolor los médicos le recetaron morfina, pero Piaf se convirtió en adicta y empezó a beber, y como su madre, a recoger hombres en las calles para aliviar su soledad.
Edith, quien estuvo a punto de suicidarse al enterarse de la muerte de Marcel, se volvió a casar dos veces más, pero jamás olvidó a Cerdan ni pudo quitarse de la cabeza que en parte había sido culpa suya.