La persona que sufre una pérdida puede quedarse anclada en su pena , su impotencia , su rabia o trabajar ese dolor , hasta aprender a seguir la vida de la manera más creativa posible. Así define la diferencia entre un duelo mal o bien elaborado , la licenciada en psicología Diana Liberman , fundadora de Duelum , el primer Centro de Duelo del país, (Argentina ).
Una pérdida no significa solamente una muerte , sino también un divorcio , el cambio de la soltería al matrimonio , la figura que cambia con el paso del tiempo , el famoso nido vacío o la herida narcisista de no tener un hijo «perfecto». Los duelos no necesariamente son tristes , pero siempre marcan una pérdida en una situación de vida que cambia .
«Por eso , es bueno aceptarlos como transformaciones «, propone Liberman .
El primer síntoma de la pérdida es un estado de confusión : si podemos transitar ese momento aceptando todas sus etapas y aspectos , lograremos pasar el puente y llegar a la otra orilla. Si el dolor no se expresa , no se canaliza , no se trabaja de alguna manera , se enquista y se manifiesta a través del cuerpo . A veces , de manera leve y otras con consecuencias graves . Algunas personas tienen dificultad para transformar la pena en amor , en un legado o en otra acción más positiva para seguir la vida . Entonces , aparecen duelos complicados ,vida entregada al dolor , la desdicha, la enfermedad y el sufrimiento. Hay muchas personas que se empeñan en continuar como si la vida estuviese en las mismas condiciones en las que estaba antes de la pérdida. Pero , una vez que ésta irrumpe en la vida cotidiana , ya nada es igual y eso es necesario aceptarlo.
Pareja e hijos . Cada duelo es distinto porque cada pérdida es diferente y cada persona reacciona a su modo y como puede , dice Liberman en su libro . Además , el duelo femenino se diferencia del masculino , el de un hijo es distinto al de un padre , el de un amigo tiene otras características que la pena por perder a la pareja por un divorcio o por muerte. El matrimonio puede sentirse como una pérdida , en este caso , de la independencia . «Consensuar , compartir y estar con nuestra pareja puede significar para muchas mujeres perder su individualidad . Este es un gran problema que tiene que ver con la mujer actual», afirma Liberman. Tal vez, por eso hoy, las crisis de pareja son más corrientes y algunas de ellas llegan a la separación definitiva . Un buen trabajo previo, puede hacer que un divorcio sea menos violento y dramático y que cada uno de los integrantes de la familia pueda reinsertarse en su nueva vida . «Cuando se termina el amor en una pareja, es necesario que la mujer tenga su espacio para procesar el duelo . Si termina en juicios y discusiones , el duelo se extiende y hace demasiado ruido en todas las personas involucradas , lo cual no sólo daña a la mujer sino también a los hijos» El embarazo es un estado de plenitud total , pero cuando nace el bebé , algunas mamás se deprimen o entristecen sin saber porqué. Es el duelo por la vida que ya no está dentro del vientre y saber acompañarlo en lugar de ir en su contra , ayuda a prevenir , por ejemplo , las peligrosas depresiones post-parto. Muchas mujeres creen que los hijos nos ponen en crisis sólo cuando se van y no es así . Concebir un hijo es desear que crezca sano y feliz, sea una persona honrada y un profesional respetable , pero cuando esto no sucede, se produce una herida difícil de reparar . A veces , además , se filtran la droga o el alcohol agravando la herida paterna . Elaborar bien la pérdida del hijo «perfecto» tiene un doble rédito : ayuda al padre a salir del agujero y al hijo a recuperarse y retomar el camino correcto . Hoy, los hijos no solamente vuelan dejando vacío el nido sino que toman aviones y parten a tierras lejanas . Esta situación puede ser crítica para una pareja si no está sólida .
La muerte tan temida
Jacques Derrida decía que «cuando dos personas se unen en un vínculo profundo , desde el mismo instante en que se consolidó esa unión, uno de los dos será el sobreviviente y contará la historia». La viudez necesita de un trabajo interno que permita cicatrizar el desgarro hasta conseguir que, un día, el recuerdo siga latiendo amoroso, pero sin dolor. Toda pérdida exige reorganización , pero la que genera la muerte del cónyuge implica un cambio se estatus social y, en muchos casos , también económico. La gran diferencia entre el divorcio y la viudez es que después de la muerte el amor queda intacto , por eso, son aun peores y más difíciles de procesar las muertes inesperadas y fuera de tiempo. De hecho, se consideran un ataque directo al poder y a la capacidad de control de los que sobreviven , generando mucha rabia , enojo e impotencia que suele descargarse sobre familiares , amigos o sobre la persona misma .
El peso de la culpa
Después de una gran pérdida significativa, la primera en llegar es la culpa , que ataca con preguntas y supuestos como «si hubiese estado allí» , «si no le hubiera dicho que viniera «, etc. Por eso, se impone encontrar un responsable directo, un chivo expiatorio que libere y alivie el dolor . Cuando fallece un hijo , los padres suelen echarse la culpa uno al otro por no haberlo protegido bien o no haber estado con él. «Para la pérdida de un hijo no hay nombre , la ley de la vida dice que somos los padres quienes debemos irnos antes . Por eso, la herida es aún más profunda y se debe trabajar mucho».
La muerte de un hijo es uno de los dolores más devastadores de la existencia y altera por completo el equilibrio familiar . Muchos padres se asombran por sus respuestas y por las nuevas necesidades que les impone ese duelo . La desolación que deja esa pérdida impulsa la búsqueda de la intimidad. Estos casos se agravan todavía más cuando interviene la justicia en un homicidio o un accidente . El duelo queda inconcluso y las heridas continúan abiertas por años . Sin embargo , trabajar psicológicamente este tipo de pérdida puede ayudar a manifestar los sentimientos , incluyendo el odio , la venganza o la emoción que aparece cuando surgen demoras en la justicia o existe la posibilidad de no llegar a una sentencia favorable .
Seguir viviendo
«Para el que vive un duelo , lo que vive es lo peor», sentencia Liberman . Según su experiencia , hay dos posibilidades para salir adelante : acompañar los cambios y recibir lo que viene o ponerse en contra de la situación y estancarse . Desde el adiós a la juventud hasta la ida de los hijos , los cambios de pareja, la vejez y la viudez , el secreto está en aprender a adaptarse a las transformaciones de la vida como se vaya pudiendo . Para algunos será corriendo , si usted no puede correr , entonces camine.
Evangelina Méndez.