Miriam Alejandra Bianchi nació el 11 de octubre de 1961 en el barrio de Devoto, Buenos Aires. El sueño de su madre era ponerle Gilda en homenaje al personaje de Rita Hayworth en la famosa película, pero no fue posible. A pesar de esto, con ese nombre se la llamó en el hogar y luego terminó siendo su nombre artístico.
Cuando tenía diez años su padre enferma, muriendo siete años más tarde. Su madre toma alumnos particulares para sobrellevar los problemas económicos. Gilda se casó a los dieciocho años y tuvo dos hijos (una nena y un varón). Si bien su vocación original era ser pediatra, se resolvió por el magisterio y a los pocos años ya era maestra de un colegio católico. Preparaba todas las fiestas o festivales y cantaba en el escenario.
Cuando estaba por cumplir 27 años, se encuentra casualmente con Toti Giménez, un amigo de la infancia quien en ese momento estaba tocando con Ricky Maravilla. Gilda lo invitó a escucharla cantar en algunos de los festivales de la escuela y él quedando fascinado con una parodia de música de bailanta que realizó con los alumnos. Giménez le propone cultivar el género, grabaron algunas canciones e inicia su carrera en la música tropical.
Se divorció de su marido y comienza una relación personal y profesional con Toti Giménez. La rectora del colegio donde trabajaba la hace dejar su puesto y así pasa definitivamente de maestra jardinera a cantante. En 1996, año de su muerte, actuaba haciendo giras por todo el país y había actuado en Bolivia y Perú.
Cada uno de sus shows convocaba multitudes que la veneraban cada vez más. Gilda despertaba en sus seguidores mucho más que admiración, por su carisma la gente la quería tocar. Le acercaban bebés para que los curara o se hacía tocar para conseguir trabajo, a pesar de esto Gilda renegaba de sus supuestos «poderes» pero no se negaba a la gente.
Unos días antes del fatídico viaje había cambiado la letra de «No es mi despedida» que terminaría por convertirse casi en un himno para sus fans quienes sostienen que «es como si hubiera tenido una premonición». El 7 de septiembre de 1996 se trasladaba en un micro a Chajarí, un pueblito de la provincia de Entre Ríos, con ella viajaban su madre, sus dos hijos, su pareja y sus músicos. En el kilómetro 129 de la «ruta de la muerte», el micro choca de frente contra un camión de la empresa brasileña Interpress. Hubo siete muertos, entre ellos Gilda, su madre y su hija. En marzo de 2000, el conductor fue considerado responsable y condenado a prisión.
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