Lugones tenía 52 años, Emilia era veinteañera.
Comenzaron una relación en el año 1926, Lugones le enviaba poesías escritas en castellano, francés e inglés.
Lugones se sentía solo. Adoptó un carácter hosco, que puso de relieve una mañana de 1926, cuando Emilia fue a la Biblioteca del Maestro, que Lugones dirigía, para conseguir un ejemplar de su libro «Lunario Sentimental».
La obra, editada en 1909, estaba prácticamente agotada y Emilia debía leerla como tarea asignada en el Instituto del Profesorado, donde estudiaba.
A partir de ese encuentro, Lugones quedó encandilado y escribiría poco después.