Los arqueólogos sospechan desde hace tiempo que algunas de las «cabezas» de la Isla de Pascua, tenían un cuerpo enterrado. Al mismo tiempo, las «cabezas gigantes», de varios metros de altura, se consideraban una excepción. De hecho, si estas cabezas tuvieran un cuerpo subyacente, tendrían que ser auténticos gigantes de piedra, de al menos 20 metros de altura, para cumplir con las proporciones.