Es posible ver la ira funcionando todo el tiempo. Por todas partes se ven ejemplos de gente experimentando diversos grados de inmovilidad, desde una pequeña molestia hasta la furia ciega. Es el cáncer, aunque aprendido, que se introduce en medio de las interacciones humanas. A continuación, he aquí algunos ejemplos de los casos más comunes de ira, es decir de ocasiones en que la gente escoge la ira.
La ira en el coche. Los conductores le gritan a los demás motoristas por casi todo. El comportamiento de acelerador de pulso ocurre cuando otra persona va demasiado rápido, demasiado lento, no hace señales, señala equivocadamente, cambia de carriles o comete cualquier equivocación. Como conductor puedes llegar a experimentar gran cantidad de rabia e inmovilidad emocional por las cosas que te dices a ti mismo de la manera como los demás deberían conducir.
La ira en los juegos competitivos. La gente se enfada con sus compañeros o con sus contrincantes por no hacer las cosas bien o por infracciones a las reglas de juego. Pueden llegar a tirar al suelo una raqueta de tenis porque cometieron un error. Y aunque gritar y patalear es más sano que gritarle o pegarle a los demás, es igualmente una barrera de contención para la plenitud de goce y realización de tu momento presente.
Ira ante lo fuera de lugar. Mucha gente siente rabia contra un individuo o un suceso que considera fuera de lugar. Por ejemplo, un conductor de coche en la carretera o calle puede decidir que un ciclista o un peatón no debería estar allí y tratar de echarlo fuera. Este tipo de ira puede ser sumamente peligrosa. Muchos de los denominados accidentes resultan en realidad de este tipo de incidentes en los que la furia incontrolada ha tenido efectos desastrosos.
Ira ante los impuestos. Por más cantidad de ira que se malgaste en rabiar contra los impuestos, nadie podrá cambiar las leyes, pero las personas siguen rabiando igual porque los impuestos no son como ellos quisieran que fueran.
Ira debida a la lentitud de los demás. Si esperas que los demás funcionen según tu horario, optarás por enfadarte cuando no lo hagan y justificarás tu inmovilización con «Tengo derecho a enfadarme. Hace media hora que me tiene esperando».
Ira por el desorden o desorganización de los demás. A pesar del hecho de que tu rabia alentará a los demás a comportarse de la misma manera, posiblemente persistirá tu actitud de escoger la ira.
Ira contra los objetos inanimados. Reaccionar con un grito de rabia porque te golpeas alguna parte de tu cuerpo puede ser terapéutico, pero sentir realmente furia y atravesar la puerta de un puñetazo no sólo es inútil sino que también puede ser muy doloroso.
Ira debida a algún objeto perdido. Por más que rabies, la rabia no logrará recuperar tu llave o tu monedero, y probablemente evitará que organices una búsqueda eficiente.
Ira ante sucesos mundiales que están fuera de tu control. Quizá no estés de acuerdo con la política del gobierno, con las relaciones exteriores, o la economía pero tu ira y la consiguiente inmovilización no cambiarán nada.
Fuente: Tus zonas erróneas.
Doctor: Wayne W. Dyer.