Kaspar Hauser sólo era capaz de ingerir pan y agua, había sido mantenido en cautiverio durante toda su infancia sin más contacto con el mundo exterior que el que tenía con su carcelero. Esta historia ha inspirado desde entonces a numerosos autores, científicos y productores de cine. Hasta tal punto que en Ansbach, por ejemplo, se celebran los festivales de Kaspar Hauser a un ritmo de bienal. Por otra parte, la etnología utiliza su nombre en experimentos con animales jóvenes criados sin poder aprender de animales adultos para distinguir entre comportamiento aprendido y comportamiento instintivo. También se conoce como síndrome de Kaspar Hauser el que sufren los niños que crecen sin el afecto paternal o de otras personas. Aquel enigmático caso, del que aún hoy se sigue hablando, ha cobrado actualidad a raíz de la aparición de Natascha Kampusch, la niña austríaca que, como él, pasó su infancia aislada del mundo. Continuar leyendo «Síndrome de Kaspar Hauser»