La incidencia de enfermedades vasculares, cardíacas o cerebrales, se incrementa en forma progresiva con la edad tanto en el hombre como en la mujer, pero la menopausia femenina es un factor de riesgo para la arteriosclerosis. La enfermedad coronaria es menos frecuente en la mujer, tanto en la premenopausia como en la posmenopausia, y su expresión clinicopatológica es diferente a la del hombre. El angor pectoris es la forma más frecuente de presentación en el sexo femenino y la muerte súbita la más inusual.
Los resultados de las evaluaciones por dolor precordial en las mujeres difieren de manera significativa de los obtenidos en los varones ; por ejemplo, los resultados positivos de una ergometría en la mujer no alcanzan 30 % mientras que en el hombre llegan al 70 %.
En los casos de precordialgia sin evidencia de infarto previo al hallazgo de lesiones en la coronariografía es positivo en dos tercios de los varones pero en menos de un tercio de las mujeres. La duda que se plantea es si existen diferencias entre ambos sexos respecto de la respuesta a la medicación profiláctica.
La administración de Aas es la terapéutica más aceptada para la prevención y el tratamiento de la patología coronaria, como lo demuestran múltiples estudios al azar en pacientes con antecedentes de angor pectoris inestable e infarto de miocardio. Aas reduce el número de episodios vasculares y el índice de mortalidad como consecuencia de ellos. En algunas experiencias de laboratorio se halló que el ácido acetilsalicílico (Aas)induce, en las mujeres, una menor agregación plaquetaria en las pruebas que emplean sangre total; no prolonga el tiempo de trombina y reduce la inhibición del apósito de fibrina en el trombo inducido por lesión o por interacciones endotelioplaquetarias. Sin embargo, cuando se agregó testosterona a las muestras del grupo femenino la respuesta antiagregante de Aas alcanzó los mismos resultados obtenidos en el de hombres.
Estudios clínicos de accidentes cerebrovasculares transitorios resultaron llamativos ya que las manifestaciones vasculares en el femenino tratado con Aas no se redujeron, mientras que en grupo de hombres se halló una disminución de muertes y eventos neurovasculares que oscila, según los autores, entre 25 y 50% . El descenso menor en las manifestaciones de angiosclerosis en la mujer se justificó como un artefacto estadístico, por el bajo número incluido en los estudios, y se aconsejó repetir las experiencias.
Si bien aún existen dudas sobre el papel protector de Aas en mujeres con respecto a la enfermedad vascular cerebral, está comprobado que disminuye la incidencia de los episodios primarios y mejora el resultado en pacientes que tuvieron un AIT ; todavía está en estudio su influencia sobre la recurrencia de estos episodios.
En las mujeres que ingerían entre uno y seis comprimidos de Aas semanales se redujo 25% el riesgo de padecer infarto de miocardio en relación con las que no consumían o las que decían tomar más de siete por semana. Esto significa que el beneficio no es proporcional al incremento de la dosis. Se comprobó que dosis de 30 mg diarios inhiben la agregación plaquetaria de manera más favorable que una dosis de 283mg por día, con menos efectos gastrointestinales. Este efecto se explica porque el Aas al inhibir en forma irreversible la acción de las enzimas prostaglandin G/H sintetasa y tromboxano sintetasa impide la síntesis de prostaciclinas y de tromboxano A2. Las prostaciclinas ejercen una acción contraria a la del tromboxano sobre la función de las plaquetas, en consecuencia el efecto antitrombótico que se logra al inhibir el tromboxano se ve disminuido por la inhibición concomitante de las prostaciclinas. Este fenómeno se observa cuándo los niveles plasmáticos de Aas exceden la capacidad de captación hepática donde se transforman en salicilato, un inhibidor reversible de la enzima prostaglandin G/H sintetasa; pero si se logra mantener un nivel plasmático suficiente para que todo el Aas pase por el hígado se reduce la exposición del endotelio vascular a la acción irreversible sobre la enzima, lo que permite una síntesis adecuada de prostaciclinas y una potenciación del efecto antiagregante. Esto es posible mediante la administración de preparados de liberación controlada. La administración de Aas es el tratamiento más económico, con menos abandonos entre los pacientes y tal vez por ello el más indicado. Es necesario estudiar con más profundidad su acción en la prevención primaria de las enfermedades del miocardio y cerebrovasculares en la mujer para no privarlas de sus indudables beneficios.