Agatha Miller, más tarde conocida como Agatha Christie, mostró un notable talento para la escritura incluso en sus primeros años.
Nacida en 1890 en Torquay, Inglaterra, Agatha creció en un hogar que fomentaba la creatividad y la imaginación.
Su madre, Clara, insistió en que no aprendiera a leer hasta los ocho años, pero Agatha aprendió sola a los cinco.
Esta temprana independencia y curiosidad prepararon el terreno para su amor por las historias que duraría toda la vida.
De niña, Agatha creaba historias para su familia, inventando personajes ficticios y elaborando tramas intrincadas.